martes, 4 de febrero de 2014

Martes 4 de febrero. Segundo día en Hungría.

Fue el día oficial para conocernos los unos a los otros. Comenzamos reuniéndonos en Szekeres Conference Centre, donde hicimos una serie de juegos para integrarnos con los de los otros países, eran los típicos juegos con pelota y otras cosas así para, simplemente, ayudarnos a aprender más rápido los nombres de todos.
Después, asistimos a una conferencia de un señor bastante especializado en el campo de los negocios y de hablar en público, dándonos útiles consejos e incluso contándonos algunas de sus experiencias en el trabajo. Fue bastante interesante.
Al terminar, tuvimos un coffee break, y tras eso, llegó uno de los momentos más importantes: las presentaciones orales que teníamos que hacer los alumnos de cada país. Trataban sobre el tema anterior, business etiquette, es decir, cómo negociar, cómo hablar en público correctamente, comportarse… He de decir, que a pesar de los típicos nervios del principio, todo salió bastante bien, e incluso nos ganamos algunas felicitaciones de los otros países, por lo que estamos bastante orgullosos.


Y por supuesto, algo que no podía faltar: foto de grupo.





Tras acabar las presentaciones estábamos todos hambrientos, y por suerte teníamos la hora del lunch, así que estuvimos comiendo, probando algunos de los platos típicos de la zona, y que, además, nos causaron bastante impresión y curiosidad, debido a la mezcla de dulce y salado que hacen siempre, pero a la que al fin y al cabo todos acabamos acostumbrándonos.
Al finalizar, ¿qué mejor manera hay de pasar el tiempo que mediante juegos y divirtiéndote con todos? Nos dividimos en dos grupos, en el mío concretamente estuvimos jugando a un juego con sillas, en el que tenías que correr y ser más avispado que cualquiera. Además, sirvió para llevarnos mejor entre todos, y para pasar un buen rato, ya que hubo algunas caídas y, queramos o no, hizo más amena la cosa.


Llegó la hora de la visita cultural, fuimos al Matrica Museum, donde nos estuvieron hablando de cómo habían evolucionado las cosas desde la prehistoria hasta más o menos nuestros tiempos, eso sí, siempre centrándonos en Hungría, o la ciudad de Százhalombatta. Fue muy interesante, y al acabar hicimos un taller que nos encantó a todos: elaboración de pulseras y otros abalorios con tus propias manos. ¡No me equivoco si digo que lo pasamos genial ahí!






Y como no, la noche no acabó ahí, nos fuimos a un bar con algunos de los húngaros y polacos, estuvimos jugando al billar, al futbolín… Sin duda uno de los mejores momentos de todo al día, aunque sería difícil elegir uno solo.




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