jueves, 31 de enero de 2013

Jueves 31, Último día de actividades.

Todos listos, para presentar nuestra región.
Nos encontramos en  jueves por la mañana, muuuuy temprano, ya que en Eslovaquia todos son muy madrugadores. Pero bueno al llevar ya tres días allí, estábamos "acostumbrados". Los desayunos son muy interesantes, prefieren lo salado a lo dulce y comen pimiento, puerro o mostaza con sus tostadas, sin embargo yo el jueves desayuné unos cereales que me dejaron enamorada llamados: "Cinny Minies" (o algo así).
Después tocaba vestirse, es decir ponerse capas y capas de ropa, para luego salir. Yo vivía en Liesek un pueblito cerca de Nizna. Así que, cogimos el autobús para ir hacia allí. En el autobús era divertido, ya que todo el mundo me miraba, creo que sabían que era una forastera...



Ya en Nizna, todos nos encontrábamos en el instituto y bueno hubo una ronda de roll plays  muy divertidos, del que ahora todos nos acordamos como una anécdota más del viaje. Después de uno de los numerosos, y cuando digo numerosos, digo miles de coffee breaks, tocaba coger el autobús para ir al museo al aire libre (no me acuerdo su nombre ya que es un poquito extraño) . Durante el viaje en autobús las vistas eran preciosas, llena de paisajes nevados y abundante naturaleza.

Cuando llegamos, ¡no podíamos parar de hacer fotos! Era un lugar precioso y muy pintoresco. En el museo nos dividimos en grupos según el país al que correspondiéramos y nos dividían en actividades. La primera de ellas fue enseñarnos el museo, en el que nos enseñaban como vivían los eslovacos hace varios siglos. Nos enseñaron sus casas, que aunque eran humildes tenían los básico para vivir cómodamente; Además vimos una auténtica reliquia, una iglesia de madera del S.XV, muy bien conservada... Todo esto rodeado de una naturaleza preciosa. También pudimos ver como hacían las alfombras tradicionales en el telar y Anastasia y yo pudimos probar esa experiencia. Una vez acabada la visita, era el turno del taller de alfarería en el que podíamos crear nuestras tazas, vasijas, platos de barro en el torno. Había dos: uno automático y otro manual, he de decir que yo hice mi vasija en el manual y era un trabajo un poco agotador, al final acababas con la pierna un poco dolorida. Fue muy divertida la experiencia, ya que ninguno de nosotros la había vivido antes y al final todos estábamos muy contentos con nuestras vasijas (aunque un poco amorfas, hay que decirlo). A continuación, tocaba un taller para hacer figuras con alambre y nos enseñaron a hacer un pajarito porta tarjetas y un pequeño perchero. Para mi, fue bastante difícil y confieso que mi perchero, un niño de seis años lo habría hecho mejor, pero aún así me lo pasé muy bien y aprendí algo nuevo. Y por último pero no menos importante, una taller muy ameno que lo impartía una señora muy simpática, vestida con el traje típico de Eslovaquia, que nos enseñó a pintar en cristal, nos quedó muy bien y fue un bonito souvenir para nosotros, ya que nos lo pudimos llevar. Al acabar la visita a la salida pudimos comprar algunos recuerdos de Eslovaquia como el imán que os dejo aquí abajo.

Y llegó una de mis partes favoritas, ¡La hora de comer!, fuimos a un chalé tradicional, un bonito restaurante con unas vistas preciosas en el que comimos la comida más rica de toda nuestra estancia allí: Carne a la brasa, verduras y patatas asadas y de beber, té. Un detalle a recalcar es que en Eslovaquia no beben agua normal, beben o agua con gas, o té o Vinea, un refresco que es como mosto pero con gas, las verdad es que al final se echa de menos. Tras estar un rato allí, muy corto para mi gusto pero el programa estaba muy ajustado... Era la hora de regresar a Nizna, al instituto. En el autobús, ya reinaba un ambiente un poco más triste ya que se acercaba la despedida.

Cuando llegamos, teníamos que prepararnos porque cada país tenía que hacer como un pequeño espectáculo o una presentación, algo diferente... Los españoles fuimos los primero en presentar, (¡¿Por qué?!) y bueno hicimos una divertida presentación de Extremadura, mediante un invento llamado "Extremadura in a bag" en el que teníamos una bolsa llena de cosas que representaban nuestra región, como: las bellotas, un casco romano (que me toco ponerme), una bruja en representación de la pantaruja, los Caramelos del Triunfo, que fueron un éxito y muchas cosas más... Después fue el turno de las polacas que nos cantaron el himno de la Uefa organizada por Polonia el año pasado, que era muy marchoso y nos enseñaron su comida típica que aunque era bastante extraña, estaba muy rica. El relevo pasó a los finlandeses que nos enseñaron un baile muy gracioso, nos dieron a probar el regaliz, típico de allí, del que  están muy orgullosos y nos enseñaron un vídeo en el que nos mostraban a los "Jackass" de Finlandia. Por último con los húngaros, después de su bonita exhibición de baile, fue nuestro turno de mover el esqueleto y bailamos todos un baile, que a partir de ese momento, será típico también en nuestras celebraciones. Además de poder probar todos los dulces que nos ofrecieron, típicos de allí.
Tras acabar nuestras presentaciones, los eslovacos tuvieron un bonito detalle, sobre todo con Jorge el creador del logo, ya que hicieron una tarta con él (con el logo, no con Jorge), los españoles estamos muy orgullosos de ello.

Bueno y ahora qué, os preguntaréis... Pues resulta que cuando acabamos las actuaciones, se montó una fiesta genial en el salón de actos ¡con muy buena música y unas luces geniales!, no parábamos de bailar y fue genial. Sin embargo, tras ese divertido rato teníamos que acabar con la fiesta ya que al día siguiente había que madrugar, mucho no, muchísimo. Así que, nos despedimos de todos en especial de los húngaros ya que no los volveríamos a ver debido a que su autobús salía más tarde y nos fuimos... Aunque para mi huésped la fiesta no había sido suficiente y fuimos a un pub cerca en donde estuvimos un ratillo más. Lastimosamente, nos tuvimos que ir pronto a casa. Al llegar, ¡estaba muy cansada!, pero debía preparar las cosas para el día siguiente.
Mis huéspedes fueron muy amables y cariñosos conmigo y me dieron unos regalos que me encantaron y que le agradezco mucho. Tras el largo, intenso y bonito día... Por fin cogí la cama, aunque solo fuese para cuatro horas.


Todos listos, para presentar nuestra región.
La bonita tarta, en honor al Comenius.


Souvenir de Eslovaquia (Imán)

Bailando al son de los húngaros.

¡De camino al museo!
Nuestro amigo, el alfarero.
La obra de arte de Anastasia.
Todos los españoles, ante las maravillosas vistas del chalé.
Como no, el coffee break



El interior de la iglesia.

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